18.8.09

Contemplando.

Sus ojos miraban fijos al horizonte donde las olas rompían. A metros, la solución para que su cuerpo dejara de arder.

Haciendo fama a su oficio, seguía estoico observando la escena, las cortinas ardían siendo ahora dos columnas de fuego frente a la ventana.

Mientras afuera escuchaba los gritos de quienes lo habían olvidado, las olas seguían rompiendo, no llegaban por la ventana, no acariciaban la casa, acicalando y desapareciendo las llamas.
Su ruido se confundia con el crujir de la madera.

Por mas que ordenaba con su mirada fija al mar. este rebelde no obedecía.

El milagro no ocurrió.

Entre llamas resignado aceptaba la realidad de su uso. Eterno vigilante, devolvía siempre una mirada compasiva al solicitante. Si habia menester le agradecían, de lo contrario, maldecían a otro por la fortuna ajena. generaciones pasaron, y el observando...

Fiel a su oficio lo comprendió. ya no iba a devolver esas miradas.
Sus últimos momentos los pasaría como un santo: contemplando.



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